La evaluación de las intervenciones sanitarias es un proceso esencial para determinar su seguridad y eficacia. Para tal propósito, el ensayo clínico aleatorizado es considerado el mejor diseño de investigación debido a su capacidad intrínseca para reducir los sesgos en un entorno experimental. Sin embargo, más allá de las limitaciones reportadas en relación a su validez externa, el uso del ensayo clínico ofrece dificultades y puede no ser óptimo en la evaluación de las llamadas intervenciones complejas. Dichas intervenciones forman parte del dominio no-farmacológico y de las intervenciones conductuales y se caracterizan por su administración en forma de “paquetes terapéuticos” con interacción de múltiples componentes. La evaluación de las intervenciones complejas requiere un enfoque amplio que comprenda varios diseños de investigación enfocados a evaluar las distintas dimensiones que presentan.