Resistencia a los antibióticos
Publicado el septiembre 6, 2024 por Rosario De Feo
Traductor: Viridiana Soriano López, Facultad de Medicina de la Universidad Pablo Guardado Chávez
Autor y Artículo original: Rosario De Feo– «Antibiotic resistance»
Rosario De Feo explora la magnitud del problema de la resistencia a los antibióticos y algunas posibles soluciones.
Los antibióticos son una piedra angular de la medicina moderna, mejorando profundamente la salud humana al reducir drásticamente las tasas de mortalidad. Junto con avances como el acceso al agua potable y el desarrollo de vacunas, constituyen uno de los descubrimientos más importantes en la mejora del bienestar comunitario.
El primer investigador responsable del descubrimiento de los antibióticos fue un italiano, Vincenzo Tiberio, quien en 1895 describió el poder bactericida de algunos mohos, anticipándose en más de treinta años al descubrimiento de la penicilina por Alexander Fleming. En 1928, Fleming logró caracterizar la penicilina, dando oficialmente paso al nacimiento de los antibióticos, un descubrimiento que le valió el Premio Nobel.
Los antibióticos son sustancias obtenidas de organismos vivos o sintetizadas en el laboratorio, capaces de prevenir el crecimiento de microorganismos e incluso causar su muerte. Estos fármacos se utilizan para tratar o prevenir infecciones causadas por bacterias, impidiendo su multiplicación y propagación dentro del organismo.
Generalmente, se prescriben antibióticos cuando es difícil que una infección bacteriana se cure por sí sola, o cuando los tiempos de curación serían demasiado largos y, por tanto, peligrosos para los pacientes. Por ello, los antibióticos son uno de los descubrimientos más importantes para la humanidad, ya que han permitido curar enfermedades graves y letales (como la tuberculosis, la neumonía neumocócica, las infecciones de heridas quirúrgicas y las infecciones del tracto urinario), marcando un hito en la lucha contra las enfermedades infecciosas. Esto también ha mejorado la calidad de vida, ya que una sociedad sana es una sociedad más productiva.
Sin embargo, junto con el nacimiento de los antibióticos, se ha desarrollado una forma de resistencia por parte de los microorganismos que se suponía debían erradicar.
Un problema que “ya no” es emergente
En los últimos años, los antibióticos que se usaban comúnmente para tratar infecciones bacterianas (como la penicilina en la neumonía bacteriana) han reducido o perdido su efectividad debido a su uso inapropiado.
El hecho de que las bacterias desarrollen resistencia a un antibiótico es un proceso evolutivo natural, pero este fenómeno se acelera y agrava por el uso excesivo y a menudo incorrecto de estos fármacos. Cualquier bacteria que sobrevive a un tratamiento con antibióticos puede volverse resistente, multiplicarse y transferir su capacidad de resistencia a otras bacterias.
El término resistencia a los antibióticos se refiere a la capacidad de una bacteria para resistir la acción de uno o más fármacos antibióticos y, por lo tanto, sobrevivir y multiplicarse incluso en su presencia. Este tipo de resistencia puede ser tanto innata (cuando la bacteria es naturalmente resistente a un antibiótico) como adquirida (cuando una bacteria se vuelve resistente a la acción de un fármaco antibiótico a través de cambios en su material genético).
Es importante subrayar que el riesgo de ser infectado por bacterias resistentes a los antibióticos no solo concierne a la persona que toma antibióticos de manera inapropiada, sino también a aquellos que posteriormente serán infectados por esas mismas bacterias. Por ello, la resistencia a los antibióticos no es solo un problema individual, sino un problema social que afecta tanto a humanos como a animales.
Las infecciones causadas por gérmenes resistentes a los antimicrobianos son difíciles, y a veces imposibles, de tratar, ya que los gérmenes se vuelven resistentes a más de un fármaco (multiresistentes).
En muchos casos, las infecciones resistentes a los antimicrobianos requieren estancias hospitalarias prolongadas, visitas adicionales al médico y alternativas costosas y tóxicas. Es importante destacar que cada vez que se utilizan antibióticos, pueden contribuir a la resistencia antimicrobiana, pero cuando se necesitan, los beneficios suelen superar los riesgos de resistencia antimicrobiana.
¿Por qué se han utilizado mal los antibióticos a lo largo del tiempo?
En los últimos años, y en la actualidad, se han utilizado demasiados antibióticos de manera innecesaria y las principales causas constituyen:
- Los médicos pueden prescribir antibióticos inapropiadamente basándose en información inadecuada. Por ejemplo, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) estiman que en los Estados Unidos se prescriben alrededor de 47 millones de tratamientos con antibióticos para infecciones que no los necesitan.
- El público tiene conceptos erróneos sobre los beneficios y riesgos de los antibióticos. Las personas a menudo piensan en los antibióticos como la panacea para todas las enfermedades y toman pastillas en contra del consejo médico. Por ejemplo, no completar la duración del tratamiento indicado.
Como resultado, según los datos del «Ministero della Salute» italiano, 1 de cada 3 infecciones en Europa es causada por bacterias resistentes a los antibióticos. El impacto de las infecciones por bacterias resistentes es equivalente al de las infecciones por tuberculosis, influenza y VIH/SIDA combinadas.
Desafortunadamente, “lo peor está por venir”, porque si no tomamos medidas para eliminar este gran problema, la situación seguramente será catastrófica. De hecho, la resistencia a los antibióticos ha sido calificada como una «pandemia silenciosa», un término bien descrito por Mestrovic, T. et al. en un artículo publicado en The Lancet. Estiman que 541,000 muertes fueron asociadas con, y 133,000 muertes fueron atribuibles a la resistencia antimicrobiana en toda la región europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2019. Siete patógenos principales fueron responsables de aproximadamente 457,000 muertes asociadas con la resistencia en 53 países de esta región. Los altos niveles de resistencia para varios patógenos bacterianos importantes y combinaciones de patógenos-fármacos, junto con las altas tasas de mortalidad asociadas, muestran que la resistencia antimicrobiana es una grave amenaza para la salud pública en la región europea de la OMS. Las perspectivas son aún peores, ya que, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, hasta 10 millones de muertes relacionadas con la resistencia a los antibióticos podrían ocurrir anualmente para 2050.
Sin embargo, es muy importante señalar que la resistencia antimicrobiana debe considerarse desde la perspectiva de la salud y el bienestar tanto humanos como animales, que están estrictamente interconectados, así como la seguridad alimentaria y la salud ambiental. De hecho, la misma dificultad en la atención también afecta a los animales, incluyendo aquellos que producen alimentos (lo que se convierte en una amenaza también durante las comidas diarias) y al medio ambiente, porque los residuos de antibióticos en el entorno pueden contaminar el agua, el suelo y la vegetación. Estos residuos continúan siendo activos y llevan a cabo su acción contra las bacterias que comúnmente los habitan, contribuyendo así a hacerlas resistentes.
Está claro que estamos en una carrera contra el tiempo: sin nuevas soluciones, el problema tendrá muchas repercusiones para nuestra salud, el sistema de salud y nuestra economía.
Cómo resolver el problema: perspectivas actuales
Lo más preocupante es que la disminución de la efectividad de los antibióticos existentes no se compensa con la introducción simultánea de nuevos antibióticos. Esto sucede no solo por la dificultad en el desarrollo de nuevos fármacos, sino también porque deben pasar muchos años entre el descubrimiento de nuevas moléculas y su uso en humanos debido a las pruebas médicas requeridas.
Hoy en día, el problema de la resistencia a los antibióticos es uno de los principales problemas de salud pública a nivel mundial y, en las últimas décadas, organismos internacionales, incluida la OMS, han elaborado recomendaciones y propuesto estrategias para contener el fenómeno mediante un enfoque denominado «Una sola salud». Este enfoque implica un esfuerzo conjunto de múltiples disciplinas profesionales (medicina humana y veterinaria, sector agroalimentario, medio ambiente, investigación y comunicación, economía, entre otros) que operan a nivel local, nacional y global, con un propósito común que puede resumirse en tres objetivos prioritarios:
- Prevenir y reducir las infecciones, especialmente las relacionadas con la atención médica.
- Promover y garantizar el uso prudente de los antimicrobianos.
- Minimizar la incidencia y propagación de la resistencia a los antibióticos y los riesgos relacionados con la salud humana y animal.
Otras estrategias exploradas por la comunidad internacional incluyen:
- Enfatizar la necesidad de que los gobiernos inviertan en la investigación y desarrollo de nuevos tratamientos contra patógenos bacterianos.
- Resaltar los desafíos, avances y estado actual de la investigación antibacteriana clínica y preclínica.
- Presentar nuevas estrategias para el descubrimiento de nuevos antibacterianos, un campo en que la inteligencia artificial y el software de bioinformática emergente pueden ser útiles para encontrar nuevas combinaciones moleculares.
- Implementar técnicas preventivas para reducir la propagación de la resistencia a los antibióticos tanto en hospitales como en la población.
¿Dónde nos deja esto?
En conclusión, es de vital importancia que la población esté consciente de este problema tan significativo e impactante, y que los profesionales de la salud estén en la primera línea para asegurar una cultura de uso apropiado de estos fármacos.
Referencias
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